En el recuerdo del actor.

Mi cuerpo todo lo sabe, pero lo hago mudo con mis caprichos.

En el proyecto al comenzar algunos tenían experiencia en teatro, pero notaba en ellos que su actor estaba hecho, conformado por movimientos que podrían estar en el escenario o en la sala de su casa de la misma manera, los que no tenían experiencia colocaban sus gestos para defender una actuación. No podía entender que un cuerpo con tantas posibilidades se le negara la libertad. Al comenzar a estructurar el taller di la primera importancia a la voz, había que romper los círculos de 40 palabras con la que se comunicaban mis queridos alumnos: nos dimos a la tarea de “soltar la lengua” con ejercicios de comunicación, en los que la estructura de comunicación se limitaba a decir lo que se te ocurriera… nada se nos ocurría, ya con algunos ejemplos se dieron a la tarea de componer historias fantásticas, que no incluían ninguna lógica: los elefantes, seres cuadrados con humor de albóndiga, se rompían las uñas con alguna nube en Madagascar. Así su mente comenzó a liberar ideas tan hermosas que la alegría empezó a brotar en sus sonrisas. Algunos de ellos se complicaban la vida con su “no entiendo”, pero una respuesta pronta de juego les daba la noción de volar sobre su pensamiento y obtener su creación. Se continuaba con jeringonza, trabalenguas, recopilación de palabras propias de su comunidad, entorno cultural, y así reunieron suficientes herramientas para componer paisajes tan hermosos y lejanos donde debajo de la sombra de cualquier mitológico animal podían echarse a crear hermosos textos. Pero… un pero, el cuerpo…
Un reclamo de su cuerpo.
Simplemente no podías irte a soñar sin tu cuerpo, él reclamaba su espacio y lugar en esta nueva creación, simplemente había que entrar en la misma lógica a través de talleres de conexión grupal, cuando el cuerpo se encuentra con otras cuerpos actúa de manera natural, instintiva, se dirige donde todos se dirigen, rueda como todos ruedan, busca al más fuerte y protege al más débil. Había que despertar esa conciencia, y poco a poco supieron que su centro era la persona que mejor elaboraba el ejercicio del momento, que su manera de caminar en el espacio era seguir a cualquiera que fuera caminando de una manera natural, así se formaban círculos en los que se perseguían protegiéndose unos de otros; cuando su conciencia estuvo presente para romper su instinto, se lograron movimientos creativos, maneras francas de relacionarse, por eso se dio paso a los sentidos, el habla que hacía su trabajo ya con tanto lujo, se paso al tacto, al oído y en las mujeres a su sexto sentido, que se reconoció como un elemento propio sólo de ellas, por medio de diferentes pruebas en el espacio, donde los hombres del grupo, desconcertados por su incapacidad, intentaban reaccionar con su “razón” ante la pequeñez de no ser capaz de encontrar la solución a alguna prueba apelando a su instinto.

Una primera entrega de lo que ahora va siendo un recuerdo como taller y una realidad como creación en el escenario. Cada uno de ellos está en disposición de labrar un cuerpo elegante, adornándolo con sentires, ritmos y contextos que a cualquiera pueden hacer suspirar.

P.D.: Este es su blog, aquí se verán reflejados a través de mis ojos. Y verán su camino hacia ser actores.

Como siempre un abrazo desde mi corazón.